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Conservación

No toque las plantas

Hemos tenido claro desde el comienzo, el principio que dirigió los objetivos y los métodos utilizados en esta investigación: no se deben tocar las plantas en el hábitat, y no se deben recoger especímenes o partes de ellos. Nuestras observaciones se realizan sobre plantas in situ, y la documentación que recogimos se compone exclusivamente de fotos, notas y bocetos. Para indicar el relevamiento, de una especie en una zona particular de su área, ponemos un número de orden precedido por nuestras iniciales: A&M.

Causas de extinción

El creciente impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente, tanto para la construcción de nuevas infraestructuras (represas y carreteras) como para la conversión de cada vez más grandes porciones de tierras nativas en tierras agrícolas o de pastoreo, están poniendo en peligro varias especies de cactus. A estas causas de extinción se añade la recolección ilegal de especies raras realizadas indistintamente por, o en nombre de, coleccionistas sin escrúpulos.

Métodos de conservación. En situ y ex situ

Como señala Anderson (2001, 79), citando a P. F. Hunt (1974, 11-12), los métodos para preservar las plantas son básicamente tres: el primero es que les permitan vivir sin interferir en sus hábitats, el segundo es la creación de áreas protegidas (parques, reservas, monumentos naturales, etc.) dedicadas a la protección de ecosistemas específicos; estos dos métodos son los más deseables y se conocen como conservación in situ. El tercer método, conocido como conservación ex situ, es el cultivo de plantas en peligro lejos de sus lugares de origen.

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Conservación in situ

Hemos dicho que, obviamente, la mejor manera de preservar es dejar vivir las plantas tranquilas en su hábitat; y de acuerdo con Anderson (2001, 79), cremos que es esencial la educación en el respeto del medio ambiente. Pero igualmente creemos que es esencial que los propios habitantes (nativos o no) deben ser conscientes, y entonces los defensores, del patrimonio de su territorio. Es importante que haya conciencia de que las plantas deben permanecer en su hábitat, y que no es esencial para el estudio llevárselas. Como sabemos, muchas veces las diferencias económicas no facilitan las cosas, pero es esencial que los residentes aprendan a desconfiar de los que, por poco dinero, les piden ayuda para robarles sus propias riquezas naturales. Las plantas están protegidas por las leyes locales, y llevarlas sin permiso es un acto criminal: tratamos de comunicar este principio cada vez que tenemos oportunidad, y esperamos haber logrado algunos pequeños resultados. El otro método de conservación in situ es la creación de áreas protegidas en los lugares de origen de las plantas, y en cuanto a los cactus, tenemos algunos buenos ejemplos. En Chile, donde, en el Parque Nacional Pan de Azúcar (II Región de Antofagasta y III Región de Atacama) se encuentran distintas especies, como Copiapoa cinerascens (Salm-Dyck) Britton & Rose, Copiapoa columna-alba F. Ritter, Copiapoa grandiflora F. Ritter, Copiapoa serpentisulcata F. Ritter, y Eulychnia iquiquensis (K. Schumann) Britton & Rose; o en el Parque Nacional Laguna del Laja (VIII Región del Bío-Bío) donde vive Maihuenia poeppingii (Pfeiffer) K. Schumann. En Brasil, en el Estado de Minas Gerais, donde el Parque Estaudal da Serra Negra protege poblaciones de Uebelmannia gummifera (Backeberg & Voll) Buining, y el Parque Estaudal de Grão Mogol ofrece protección, así como a el raro Discocactus horstii Buining & Brederoo, también a Discocactus placentiformis (Lehmann) K. Schumann, Micranthocereus auriazureus Buining & Brederoo, Micranthocereus violaciflorus Buining, Pilosocereus fulvilanatus Buining & Brederoo, y otros taxones de la familia. Siempre en Brasil, en el estado de Paraná, el Parque Estaudal Villa Velha conserva Parodia carambeiensis (Buining & Brederoo) Hofacker. En Paraguay, el Parque Nacional Tte. Agripino Enciso y Médanos del Chaco (Boquerón) ofrece hospitalidad a poblaciones de Gymnocalycium eurypleurum F. Ritter, Gymnocalycium pflanzii (Vaupel) Werdermann, Gymnocalycium stenopleurum F. Ritter, a Quiabentia verticillata (Vaupel) Borg, Stetsonia coryne (Slam-Dyck) Britton & Rose, y a otras más.
Antes de una visita a un área protegida, se recomienda a todos que se presenten a las autoridades competentes, para que pidan permiso para la visita, y para averiguar si se debería ir acompañados de los guardaparques. Como se puede ver en las fotos de los relevamientos, presentándonos siempre hemos sido recibidos con disponibilidad extrema y siempre hemos conseguido ver y fotografiar las plantas. Por eso fue sorprendente aprender que esto no suele ocurrir: por el contrario, los visitantes extranjeros, por lo general, prefieren no registrarse para estrar más libres; e infelizmente, a veces sucede que sean atrapados intentando robar las plantas. Aunque muchas de estas áreas protegidas son muy grandes para ser manejadas en relación con el personal disponible, la cobertura suele ser buena y apoyada por diversos expedientes, como en el caso de Grão Mogol donde, en 2009, los Rangers han construido sus nuevos hogares cerca de una de las poblaciones del taxón más amenazado. Otra forma de protección, también mencionada por Anderson (2001, 79-80), es ofrecida por los terratenientes conscientes de la importancia de la defensa de las especies nativas en sus propiedades; también en este caso, cuando nos hemos presentamos, siempre hemos recibido hospitalidad y ayuda. A este respecto, no estamos de acuerdo con Anderson, cuando dice que con los propietarios, puede ser un problema el hecho de que no saben distinguir entre los que quieren robar las plantas, y los científicos. Lo importante, en nuestra opinión, es si ellos pueden reconocer las personas respetuosas, independientemente de que sean científicos o no. Además, los investigadores primero deben dar el buen ejemplo, reduciendo al mínimo la recogida de material vivo en hábitats. En este tema, tal vez podríamos tratar de pensar en otro método para definir una especie, o una línea evolutiva, diferente de la de un tipo que aún se hace presionando una planta en una página de herbario.

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Conservation ex situ

Si las anteriores formas de conservación no son factibles, nos queda la conservación ex situ, es decir, el cultivo de plantas raras o en peligro en jardines botánicos o viveros. Si, en la opinión de algunos científicos incluyendo a Hamilton (1994), este método no puede mantener la variabilidad genética y el potencial evolutivo de las poblaciones, no hay duda de que los viveros, que reproducen cactus de semillas, son un obstáculo a la recolección ilegal de plantas. Ciertamente, la conservación en jardines botánicos o lugares similares, es mejor que nada, pero no es lo mismo: ecológicamente, y por lo tanto fisiológicamente, ya no es la misma planta. Y nos gustaría insistir, por la misma razón también plantas robadas de sus hábitats no son más las mismas plantas. Sin embargo, una planta extinguida en hábitat, es dolorosamente extinguida en general.
En Minas de Camaquà (RS, Brasil) en octubre de 2008, nos ha sucedido un episodio poco agradable e instructivo. Por casualidad nos encontramos con dos europeos, miembros de una conocida asociación de cactophylos, acompañados por un par de personajes locales que, para apoyar su posición de guías estaban disfrazados de Rambo, provocando la sospecha de que los cactus viven en peligrosas zonas de guerra. Durante un breve intercambio de opiniones, uno de los coleccionistas, dijo con orgullo que el día en que algunos taxones se extingan en hábitat, su conservación está garantizada por los especímenes que él, y otros como él, guardarán en los invernaderos. Casi parecía que estaba esperando ese momento... Lo cierto es que, lamentablemente, las especies de los cactus recogidos por estos 'preservadores', y los hoteleros han confirmado nuestras sospechas, gracias a esta gente están más cerca de la extinción.

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CITES e IUCN

La Convention of International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora (CITES) nacida en 1976, es responsable de regular el comercio de especies raras entre los estados miembros. Con este fin, las especies se dividieron en tres apéndices dependiendo del grado de riesgo que el comercio internacional supondría. El Apéndice I, contiene la lista de aquellos organismos cuyo comercio puede afectar seriamente la existencia, y por lo tanto está prohibida entre los Estados miembros. En el Apéndice II, son aquellos organismos que podrían verse en peligro por el comercio incontrolado; entonces se permite la comercialización entre los países miembros sólo si va acompañado de una licencia. Por último, el Apéndice III, es utilizado por los países que quieren controlar el comercio de los organismos no-resumidos en los dos primeros apéndices. Casi todos los cactus estan en el Apéndice II, y sólo unas cincuenta especies en el Apéndice I. Desde 1980 la World Conservation Union - IUCN (International Union for Consevation of Nature and Natural Resources) ha establecido diferentes Categorías de peligro para asignar las evaluaciones de riesgo de las especies. Tras posteriores revisiones de las categorías se ha llegado a las Categories and Criteria, formulada por la IUCN Species Survival Commission, publicado en la IUCN Red List Categories and Criteria: version 3.1 (2001), también disponible en www.iucnredlist.org. Para las evaluaciones de riesgo sobre el estado de conservación de las especies, hemos utilizado las Categorías y Criterios IUCN, tal como se especifica en la versión 3.1. (Traducido de: Anceschi & Magli 2010, 35-38)

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Categorías IUCN

Bajo el título Conservación, en las fichas de cada especie que presentamos, el número entre paréntesis que precede a la Categoría de riesgo indica la fuente seguida por la compilación; a saber:

  1. The IUCN Red List of Threatened Species desde el sito internet IUCN, actualización 9 de mayo de 2021.
  2. Taylor N. P. & Zappi, D. C. 2004. Cacti of Eastern Brazil. Kew, Royal Botanic Gardens.
  3. Compiladores de los “New and mostly provisional assessments” en New Cactus Lexicon (2006, text: 324).
  4. Nuestras actualizaciones provisional a las otras fuentes.
  5. Charles, G. 2009. Gymnocalycium in habitat and culture. Stamford, England: published by the author.